martes, 29 de julio de 2014

Sugerencias educativas

Permitidme que el siguiente artículo vaya relacionado con la escuela, pero es que acabo de salir de ella y sus recuerdos permanecen aún en mi memoria. Por eso, y porque su contenido se ajusta al título e intención del blog, el de ideas veteranas, voy a atreverme a dar unas sugerencias. De entre las sugerencias que daba en la escuela a las familias para que las siguieran con sus hijos siempre destacaba una sobre las demás: que no estuvieran mucho tiempo sin hacer nada al creer, por experiencia personal y profesional, que el exceso de ocio es la base para hacer vagos, al aletargar el mayor potencial del niño como es la actividad. No hace falta que esa actividad esté relacionada con lo escolar porque entonces, lejos del objetivo erróneo pretendido por las familias de mayor formación, se conseguirá el contrario, un odio exacerbado a toda actividad relacionada con la cultura y las ganas de aprender por convicción, base fundamental y pretendida evidencia de todo colegio que se precie. Desde la más tierna infancia hay que buscar tiempo, alejado de prisas, para estar con los hijos, para jugar con ellos, para hablar mirándoles a la cara, escuchando cuanto dicen. No estaría mal aprovechar las salidas para satisfacer su curiosidad respondiendo a cuanto pregunten o estimular su interés por cuanto nos rodea. Los programas de televisión, al menos en una fase inicial, deberíamos seleccionarlos y verlos con ellos, para a la vez hacerles críticos de cuanto ven y oyen. Es importante también el coleccionismo, en el que también los padres deben inmiscuirse escribiendo una lista de lo que les falta y yendo con ellos los domingos a las plazas de nuestras ciudades donde compartirlos con otros, aunque algo les corresponda a ellos en el colegio. Jugar toda la familia unida les proporciona, sin ser conscientes, seguridad emocional al ver a sus seres queridos en algo común que si además es lúdico, y por tanto agradable, les proporciona un placer inmenso. Es bueno que cuenten cuanto les ha pasado, para abrirse, confiarse y aconsejarles. Tomarles las lecciones, con resultar pesado a veces, nos dará idea de cuanto van aprendiendo y cómo; lo mismo que dormirles en sus primeros años contándoles un cuento. Pedir su opinión en ciertas decisiones para comprobar sus estrategias y razonamientos no está reñido con la firmeza de la autoridad que debemos dejar clara siempre, porque un niño no debe mandar si le consideramos un ser en formación. Aspecto a tener en cuenta siempre es su comportamiento fuera de nuestro entorno, motivo por el que hay que tener contacto periódico con el colegio sin esperar a ser llamados, así como conocer a cuantos compañeros trate, bien preguntándoles, observándoles con ellos en una fiesta de cumpleaños o en una invitación a casa. Debemos de tener en cuenta que nuestra labor de padres y educadores será fundamental para esa futura persona, hijo o alumno, que estoy seguro todos deseamos formar.

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