viernes, 16 de enero de 2015

Sobre el agradecimiento

La gratitud no sólo es la más grande de las virtudes, sino que engendra todas las demás. Disciplinas científicas como la psicología positiva o la psicología humanista analizan, potencian y desarrollan aquellos aspectos más positivos del ser humano. La felicidad, el bienestar, la creatividad, la inteligencia emocional, la sabiduría, la resiliencia, el buen humor o la serenidad son conceptos y realidades que les incumben. De todas ellas destaca una en particular, el valor de la gratitud, por su gran poder transformador que se manifiesta a través del agradecimiento. ¿Te has cuestionado alguna vez el poder regenerador de la gratitud? ¿Cómo manifiestas gratitud? ¿Qué sientes al conectar con la gratitud? Hoy, ¿cuántas veces has expresado agradecimiento? ¿En qué situaciones podrías mostrar agradecimiento? ¿Qué ocasiones has dejado pasar por indolencia, timidez o “ya se lo diré”, “ya lo sabe,…”? La gratitud es una cualidad humana vinculada a la madurez y a la salud psicológica de las personas. La gratitud es un valor fundamental indispensable en nuestra vida afectiva e incluso es un valor que nos trasciende y nos conecta con nuestra espiritualidad. Actualmente se está educando poco en el agradecimiento. Agradecer es dar las gracias para siempre. Pero no todos podemos entender el agradecimiento de la misma manera, en todas las circunstancias. El agradecimiento es el reconocimiento del valor de lo que alguien ha hecho por el mundo, por seres que amamos o por nosotros mismos. Puede despertar la necesidad de dar las gracias, desde la más pura alegría del momento o también puede generarnos un sentimiento de deuda que se mantenga a lo largo de toda nuestra vida. Hay personas que no tienen ningún problema en ser agradecidas, en cambio se incomodan cuando reciben el reconocimiento o la gratitud de los demás. Por modestia, pudor, humildad o porque no creen en su propio valor y no saben cómo integrar el agradecimiento de los demás hacia ellas. Tú, ¿cómo vives el agradecimiento de otras personas hacia ti? ¿Lo minimizas, lo rechazas, te avergüenza, lo relativizas, lo necesitas, lo agradeces? ¿Piensas que lo que hacen los demás tiene mucho más valor que lo que haces tú? Cuando reconocemos un favor que nos han hecho y damos las gracias establecemos un vínculo, un lazo que se mantendrá hasta que podamos corresponder o incluso, habiendo correspondido, conservar el sentimiento para siempre. Este reconocimiento implica adquirir un compromiso, establecer un vínculo profundo. Vivimos en una sociedad en la que hay el convencimiento, la creencia, de que “somos sujetos de derecho” y por tanto, nos lo merecemos y tenemos derecho a todo, tanto en lo personal como en lo profesional, lo que implica que no tenemos nada que agradecer. Es como si todo lo que los demás hacen por nosotros fuera su obligación, lo damos por supuesto y por tanto no hay nada que agradecer, ni a nadie a quien agradecer. Somos indiferentes al esfuerzo, a los detalles o la generosidad de los demás. Nos es muy cómodo pensar, “yo no se lo pedí”, “si lo dieron o lo hicieron es porque quisieron”. “No hace falta agradecer nada, a mí tampoco me lo agradecen”. Vivimos en una sociedad en la que creemos que el dinero es muestra de reconocimiento, como “hemos pagado”, ya no hace falta expresar gratitud. Nos decimos a nosotros mismos: “con lo que le he pagado ya no estoy en deuda”, “por eso cobra, es su trabajo”. Esto es muy frecuente en los entornos laborales, donde se supone que el agradecimiento se expresa a través de una nómina o de un cheque a final de mes. Imaginemos por un momento que en lugar de dar por sentado que nos lo deben, que lo pagamos, que nos lo merecemos, pensáramos en todo aquello a lo que el otro ha renunciado, en todo aquello que el otro ha entregado para que nosotros, ahora, podamos disfrutar, aprovechar, utilizar, aprender o crecer. ¿Somos conscientes de toda la gratitud que no somos capaces de expresar o reconocer? Para un momento y reflexiona. Haz una lista de todo lo que das por supuesto que ha de estar ahí, para ti. Medita y date cuenta de quién hay detrás. Agradece todo lo que los demás, perfectos desconocidos, hacen para que tu vida sea más fácil, agradable, tranquila, sencilla,… Necesitamos despertar y conectar con el agradecimiento. Hace falta educar en el agradecimiento. La gratitud nos permite establecer vínculos sanos y poderosos entre todos nosotros. Podemos diagnosticar la salud o enfermedad psicológica y emocional de una persona, de una pareja, de una familia, de una empresa o de una sociedad por el caudal de reconocimiento y gratitud que circula por sus venas. ¿Qué sientes cuando aprovechas el trabajo de otros? ¿Qué piensas? ¿Qué haces? La felicidad pasa por el agradecimiento. La gratitud es lo opuesto al resentimiento. Agradecer de verdad las cosas, además de ser un acto de justicia o precisamente por eso, aumenta la paz interior, nos aporta dicha y serenidad. Agradecer es recordar. Expresar gratitud tiene numerosos beneficios, como una mayor felicidad, relaciones más satisfactorias y paz mental. La gratitud se considera una virtud en casi todas las culturas. La gratitud tiene también una gran capacidad para producir cambios en las personas. Expresar gratitud es un camino hacia una mayor felicidad. Pero las personas no siempre tienen tendencia a expresar gratitud. Por tanto, es una virtud que debe ser aprendida y cultivada. Los efectos de la gratitud: Aumenta la autoestima y la sensación de valía personal Incrementa el comportamiento ético Ayuda a construir vínculos con los demás Ayuda a afrontar el estrés, trauma y adversidad Inhibe las comparaciones negativas con los demás Nos ayuda a adaptarnos a nuevas circunstancias Ayuda a combatir las emociones negativas La gratitud puede expresarse de diversas formas. Puedes sentirte agradecido muchas veces a lo largo del día por las pequeñas cosas que te suceden, aunque sea encontrar aparcamiento con facilidad, tener un buen día en el trabajo, que tus hijos pongan la mesa sin pelearse o que florezca una planta en tu balcón. También puedes expresar gratitud a los demás, no sólo por hacerte algún favor, sino tan solo por ser parte de tu vida, escuchar tus problemas o no rechazarte cuando tienes un mal día y estás de mal humor. Expresar gratitud no tiene nada que ver con la religión o la creencia en dios. Puedes estar agradecido a la vida, al mundo, a tu ser interior, a todo en general o a nada en particular. Es tan solo esa sensación de agradecimiento que no es necesario dirigir hacia nada ni nadie en particular. Cómo aumentar tu gratitud Si quieres expresar más sentimientos de gratitud y conocer sus beneficios, estas son algunas de las cosas que puedes hacer: 1. Proponte prestar más atención a cualquier momento de tu vida por el que puedes expresar gratitud. 2. Utiliza un diario de gratitud, donde escribas cada día las cosas buenas que te hayan pasado, por pequeñas que sean. Esto hará que tu atención se centre más en lo positivo de tu día a día y te ayuda a ser consciente de las cosas por las que puedes estar agradecido. 3. Escribe una carta de gratitud a una persona a quien te sientas agradecido por algo. No es necesario que envíes esa carta, aunque enviarla o dársela a esa persona puede aumentar los efectos positivos. 4. Busca una persona con la que practicar la gratitud. Consiste en ponerte de acuerdo con alguien para contaros las cosas buenas que os suceden. Cada uno debe procurar escuchar al otro y sentir su alegría y gratitud, compartiéndola y alegrándose por la otra persona. 5. Expresa gratitud a los demás. Exprésales directamente tu agradecimiento por lo que hacen por ti, sus detalles, su amabilidad, o el efecto que tienen en tu vida. 6. Concéntrate en el sentimiento de gratitud y trata de evocarlo. Piensa en algo por lo que te sientes muy agradecido y cuando aparezca ese sentimiento de gratitud, concéntrate en él, siéntelo plenamente durante un rato, deja que invada todo tu ser y apréndetelo. Acostúmbrate a evocarlo de este modo, para sentirlo con frecuencia durante el día. Recuerda que puedes ir caminando por la calle y estar experimentando ese sentimiento de gratitud sólo por caminar al aire libre, porque hace sol o porque llueve, porque llegas a fin de mes, porque tienes a alguien importante en tu vida, por cualquier cosa, porque mientras lo estés sintiendo serás más feliz y te sentirás mejor contigo mismo, con los demás y con el mundo a tu alrededor.

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